Grasa visceral: qué es y cómo eliminarla

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En los esfuerzos por mantener nuestra salud y una buena forma física, la grasa visceral a veces pasa desapercibida. A diferencia de la grasa subcutánea, un tipo más visible que se encuentra debajo de la piel, la visceral, también conocida como grasa dura, se aloja alrededor de los órganos. A pesar de no ser tan evidente en muchos casos, su acumulación excesiva puede acarrear problemas de salud. Para ponerle remedio y cuidar nuestro bienestar, vamos a conocer con más detalle qué es y cómo eliminar grasa visceral.

¿Grasa visceral qué es?

Aunque habitualmente pase inadvertida, la grasa visceral está presente en todas las personas y se localiza en la cavidad abdominal, rodeando órganos vitales como el hígado, el estómago, los riñones o los intestinos. Su función no es otra que la de protegerlos y preservarlos de posibles impactos. Sus características hacen que sea más resistente y “dura” que, por ejemplo, que la intramuscular, así puede cumplir con su cometido y evitar que se produzcan daños.

Así pues, este tipo de grasa es importante. Sin embargo, puede suponer un problema cuando se acumula en exceso, ya que puede impactar directamente en la salud. Su presencia se relaciona con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o patologías crónicas como la diabetes de tipo 2, entre otros.

¿Por qué se acumula?

Aunque pueden influir otros factores, las principales causas por la que puede desarrollarse un exceso de grasa dura son unos hábitos de vida poco saludables. Consumir alimentos con una alta carga calórica, con grandes contenidos en azúcares y grasas, sumado a una actividad física insuficiente, produce que se ingieran más calorías de las que el organismo necesita y gasta. La consecuencia es que ese excedente es “guardado” por el cuerpo y resulta en una acumulación de grasa visceral.

Además, otros elementos como el estrés, el abuso del alcohol y el tabaco, también pueden afectar al aumento de este tipo de grasa. Por otro lado, la herencia genética también suele desempeñar un papel a la hora de desarrollar una mayor facilidad en la acumulación de grasa en la cavidad abdominal.

La importancia de mantener unos niveles adecuados de grasa en el organismo

Habitualmente, cuando queremos cuidar nuestra forma física reparamos nos centramos en la grasa subcutánea. Es la que se ve con mayor facilidad y la que repercute en el aspecto estético y, en muchas ocasiones, en nuestro bienestar psicológico. Sin embargo, la grasa visceral y su presencia excesiva puede repercutir de manera directa en nuestra salud y en nuestra calidad de vida. Además, es más resistente y difícil de eliminar que la subcutánea, pero puede mantenerse a raya siguiendo un estilo de vida saludable.

Cuando el tejido adiposo que rodea los órganos aumenta, también se intensifica el riesgo de sufrir hipertensión o apnea del sueño. También se asocia al incremento de la tensión arterial y de los niveles de colesterol “malo”, lo que a su vez eleva la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer como el de mama, de endometrio o el colorrectal.

¿Cómo se puede reducir y eliminar la grasa visceral?

Pese a que es un tipo de grasa que es más persistente que otras presentes en nuestro cuerpo, es posible mantener unos niveles adecuados y normales incorporando hábitos de vida saludable en nuestro día a día. Esto incluye practicar ejercicio físico de manera regular y cuidar la alimentación.

En los casos en los que detectemos la existencia de unos niveles altos de grasa abdominal, lo primero que deberemos hacer es cerciorarnos de nuestro estado de salud con la ayuda de un especialista. A partir de ahí, eliminarla incluirá una serie de pasos y prácticas que nos ayudarán a combatir el exceso de grasa visceral, como son los siguientes:

  • El ejercicio aeróbico es un gran aliado. Se trata de un tipo de actividad física en la que se trabaja la resistencia, algo crucial para quemar grasa y acelerar el metabolismo. Lo ideal es comenzar incorporándolo cada día en períodos de 30 minutos, e ir incrementando la intensidad progresivamente. ¿Qué tipo de ejercicios son aeróbicos? Pues algunos tan habituales como caminar (especialmente si se hace a buen ritmo?, correr, la natación, saltar a la comba, el ciclismo o el baile. Además, es recomendable que se complementen con ejercicios de fuerza (ejercicios anaeróbicos) como el levantamiento de pesas.
  • La alimentación es una de las claves. Cuidar lo que ingerimos es crucial si queremos reducir nuestro porcentaje de grasa. Así, se deben eliminar los alimentos ultraprocesados y disminuir la ingesta de azúcares, grasas saturadas y alcohol y aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres.
  • Desarrollar unos hábitos de sueño adecuados también influye. Descansar bien garantiza que nuestro cuerpo se recupere y cumpla con sus funciones de la mejor manera posible.

 

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